¡Qué afortunados nos sentimos en clase con la participación e implicación de las
familias! Unas veces en talleres, otras contando cuentos, aportando materiales,
colaborando en todo aquello que le solicitamos y otras, como en esta ocasión,
ofreciéndose a intervenir para enriquecernos, añadiendo a nuestro saber o
desconocimiento.
¡Un honor!
Tras los saludos
pertinentes y la bienvenida merecida, Fátima nos regaló varias cuestiones:
¿PARA QUÉ NOS SIRVE EL CEREBRO?
El cerebro es el jefe del cuerpo nos dijo.
Nos ayuda a respirar, a bombear el corazón, a pensar (añadió Yasir), a movernos. Nos permite ver, oler, oir, sentir...
¿CÓMO ES EL CEREBRO?
Para Abril era de color rosa
Para Diego Carranceja, rosa mezclado con carne, como un gusano.
¿Es blando?, preguntó Alicia.
El cerebro es muy importante, prosiguió Fátima tras responder a la pregunta de Alicia; añadiendo que está protegido por el cráneo.
"Hay muchísimos cerebros", aportó Yasmín.
A lo que Fátima continuó diciendo que "tantos como personas, únicos y especiales"
A mi me pareció ¡magnífico!
Fátima: ¿cómo podemos cuidar nuestro cerebro?
Julia: con comida.
Yasmín: nuestro cuerpo nos acompaña.
Fátima: haciendo ejercicio, descansando suficiente pues nuestro cerebro necesita recuperarse. Comiendo bien. Los dulces no le van bien a nuestro cerebro.
Mateo: porque tienen azúcar.
Fátima: al cerebro le viene bien comer fruta y pescado.
En cambio no le viene bien ver la televisión mucho tiempo porque nuestro cerebro está inactivo.
A nuestro cerebro le viene bien jugar libremente, andar en bici, usar casco.
Hay que usarlo mucho para entrenarlo pues es un músculo que hay que ejercitar. Sin atención, no hay aprendizaje.
A partir de ese momento no preparamos atentamente para escuchar un cuento que Fátima fue montando a modo de puzzle.
Las protagonistas, una Oruga Ains que se miraba al espejo recordando siempre su pasado y se pasaba el día quejándose, otra Oruga Oruga que aceptaba lo que era y comía hojas; la tercera, Oruga Seré, que no disfrutaba de las cosas pensando en el futuro.
¡Qué chulo! exclamó Inés al terminar.
Fátima nos dijo:
" Cada uno somos maravillosos y debemos disfrutar de lo que somos"
También practicamos tres juegos donde se veían comprometidos la atención, la coordinación, la precisión y el trabajo en equipo entre otras más destrezas y habilidades. El primero de ellos, consistió en pasarnos de mano en mano una campanilla, pero sin que se escuchara sonido alguno. ¡Qué tensión! pero lo logramos.
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En el segundo ejercicio tuvimos que pasar un vasito de agua hasta arriba pero sin que esta se derramara.¡Bufffffff!
¡Conseguido!
En la tercera propuesta y última, Fátima escondió diversos elementos debajo de un paño. El juego consistía en recordar cada uno de los objetos que estaban escondidos porque la mamá de Noa a cada vuelta cambiaba un elemento por otro de tal manera que los niños debían memorizarlos y adivinar cuál faltaba en su lugar.
Muchísimas gracias Fátima por tu tiempo y por cuanto nos has enseñado.
Hemos disfrutado de lo lindo a tu lado.
Un enorme placer contar contigo.